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Armarse, que no amarse, ingenua, de excusas y reproches no sirve de nada. A largo plazo te sentirás igual de insatisfecha como lo hacen los demás. Te despertarás enredada en las mismas sábanas y preferirás igualmente, desaparecer tras el espejo y entregarte a la sombra, al contorno vacío.
Dejarás de ser para no ser.
Y eso, querida, eso sí que no tiene perdón. No seas tan descarada y hazme el favor de acabarte el plato de una vez.

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