237

Nos encanta recrearnos en el dolor. Me encanta. Y escucharé Keane hasta que me sangren las palabras, porque al parecer no tengo nada mejor que hacer. Pero claro que sí, que puedo abrir el armario y ponerme la ropa que mejor me sienta, ducharme, secarme el pelo al aire, sonreírle al espejo, meter en el bolso las tarjetas, las llaves, el monedero y un paquete de kleenex. Puedo cerrar la puerta tras un "mamá, me voy". Claro que sí. La pregunta, no te equivoques, ya no es a quién quiero engañar. No me engaño ni a mí misma. En el fondo no sé estar triste, porque no me soporto, con la bata rumiando por la casa, como un espíritu condenado a llorar la muerte de su amado en la guerra. Creo que soy demasiado joven para esa parafernalia, me digo en la parada del autobús. A la mierda Keane.

No hay comentarios: