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Creció entre los matorrales.
Bostezó y de su boca salieron disparados miles de rayos de sol.
Se desperezó y hundió sus manos entre tus arenas.
Parece que ahora abre los ojos.
Pestañea para hacer trizas los sueños de anoche que quedaron sobre sus párpados.
Te mira con sus ojos azules ciegos, y te encierra en ellos para que juegues con sus olas.
Sonríe al desnudar tu mente desde lo lejos.
Lo sabe.
Arranca sus raíces y se desliza hacia ti.
Te desea,ya viene.
Ya está aquí, otra vez esa sensación.
Otra vez tu calor.
Otra vez te volviste a enamorar.
Mayo nunca esperó demasiado
y la casualidad volvió a desmayarse sobre el mismo cielo.

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