Blindó sus ojos con mentiras y suspiró.
Me preparé para escuchar una verdad absoluta.
-Quiero silencio.
-Lo tendrás, una vez que tu corazón deje de latir.
Me miró de reojo y esbozó una ligera sonrisa.
- Qué manera más dulce de hablar de la muerte tienes.
Soy yo la que sonríe ahora.
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